En la tradición cristiana hay dos
versiones diferentes del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento de los
protestantes retoma sencillamente la Biblia del judaísmo, mientras que el de la
Iglesia católica se basa sobre la traducción griega, la cual incluye varios
libros que no fueron incluidos en el canon judío. En esta introducción que hoy
presentamos se opta deliberadamente por tener en cuenta ambas tradiciones. Por
esta razón el lector encontrará primero la presentación de los libros de la
Biblia hebrea, y después, al final de la obra, los libros llamados
«deuterocanónicos», propios de la tradición griega. Esta disposición
corresponde a la que se encuentra en la «Traducción ecuménique de la Biblia»
(TOB). La última introducción al Antiguo Testamento en francés data de 1989. Se
trata de la traducción de una obra de R. Rendtorff cuyo original alemán vio la
luz en 1983. Ahora bien, después de veinte años la investigación
veterotestamentaria ha conocido varios desarrollos importantes, en los ámbitos
del Pentateuco, de los libros históricos, del profetismo y de la literatura
sapiencial. El objetivo de esta nueva introducción a la Biblia hebrea, según su
autor, es tender un puente entre la investigación de los especialistas y el
gran público, que a menudo está mal informado de los últimos resultados de esta
investigación.
Inspirada en la obra Einleitung in das Alte
Testament editada por E. Zenger en 1995, la presente introducción recurre a los
especialistas francófonos en exégesis veterotestamentaria, al igual que los
Suizos alemanes, sin tener en cuenta su confesión, y tampoco su pertenencia a
esta o aquella escuela exegética.
De manera general este libro
pretende ser una introducción histórica y científica a los textos fundadores de
la civilización judeo-cristiana; no se trata, pues, ni de una aproximación
confesional ni de una obra de espiritualidad. Desde un punto de vista
metodológico, esta introducción se esfuerza, por consiguiente, por comprender
cada libro no sólo en su coherencia interna, sino también, y sobre todo, en
función de la historia de su composición y del contexto histórico en el que fue
redactado.
Una obra colectiva incluye por
naturaleza diferentes puntos de vista; a esto se añade el hecho de que la
exégesis del Antiguo Testamento, más aún que la del Nuevo Testamento, es hoy
objeto de un intenso debate. La mayoría de los puntos centrales para la comprensión
de la Biblia hebrea suscitan actualmente discusiones apasionadas y
apasionantes, y no sólo sería estúpido, sino también intelectualmente
deshonesto, querer silenciarlas para imponer una unidad de visión artificial y
arbitraria. Dicho esto, la ausencia de consenso en numerosos temas no debe
tampoco convertirse en el pretexto para una simple yuxtaposición de las
diferentes opiniones que hay en la actualidad. Por el contrario, la consigna
dada a los colaboradores fue que presentaran al lector el estado de la
investigación actual para cada libro, y que después indicaran brevemente su
propia posición sobre la cuestión, argumentándola, pero dejando al lector la
posibilidad de optar por otras soluciones.
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