Hace tiempo conocí a Pablo Blanco por un libro que editó en
la colección Astrolabio de EUNSA bajo el título Joseph Ratzinger.Una
biografía; sinceramente me encantó la presentación que realizó de la gran
figura del entonces Cardenal Ratzinger. No podía ser de otra manera, pues Pablo
Blanco es doctor en filosofía y en teología y licenciado en filología. Se ha
ocupado de estética y hermenéutica, relaciones entre fe y razón, ecumenismo y
teología de los sacramentos. En la actualidad es profesor de teología Dogmática en
la Universidad de Navarra. Ha publicado ensayos, artículos en revistas de su
especialidad y tres monografías: Hacer arte, interpretar el arte. Estética
y hermenéutica en Luigi Pareyson (1997, 1998), Joseph Ratzinger:
razón y cristianismo. La victoria de la inteligencia en el mundo de las
religiones (2005) y La Cena del Señor. La Eucaristía en el diálogo
católico-luterano después del concilio Vaticano II (2009). Sobre la vida y
la obra del teólogo alemán ha publicado además de la obra ya indicada , Benedicto
XVI, el papa alemán (2010). En la colección Albatros apareció
su Estética de bolsillo (2001, 2007). Ha creado el Foro de Estudios
"Joseph Ratzinger".
La presente obra es fruto de algunos artículos publicados en
los últimos años, de varios libros y sobre todo de la tesis del autor, que
versó sobre el pensamiento de teólogo Ratzinger. Como él mismo ha confesado, no
pretendía recoger en el presente tratado el magisterio del Papa Benedicto XVI,
sino su pensamiento antes de la elección, sin embargo de esta forma su obra
quedaría mutilada, fue el objeto de la misma es ofertar "un mapa de su
viaje teológico".
Nos encontramos pues sobre todo ante una guía, una
síntesis, una introducción, una invitación a la lectura de las fuentes. En esta
síntesis, divide los temas fundamentales de la teología ratzingeriana en
distintos apartados. En primer lugar, tras un breve recorrido histórico para
conocer los maestros de la teología ratzingeriana, se refiere a lo que
llama fuentes de su pensamiento: junto a la Escritura, la liturgia,
la Iglesia y el mismo arte —sobre todo la música— constituyen puntos de partida
de su pensamiento teológico. Vendrán después los denominadosfundamentos: en
primer lugar el principio de la persona, que presenta su solidaridad originaria
con la fe y la razón, la verdad y el amor. En lo que se refiere a los desarrollos y
como concreción de dichos principios, el teólogo alemán se encontrará
profundamente marcado por la «experiencia del concilio», cuya doctrina aplica
al ecumenismo, a la teología del ministerio e incluso en sus ideas sobre la
predicación, la escatología y la mariología. En fin, abordaremos aquí lo que se
refiere a la praxis: en su época de obispo, Ratzinger se ha centrado
en la teología de la creación y el misterio eucarístico y, como prefecto, su
foco de interés se ampliará hacia la catequesis, Cristo y las religiones, sin
olvidar una breve reflexión sobre las raíces cristianas de Europa.
De esta manera, los principios de Cristo y de sus
correlativos amor, verdad y belleza nos sirven para circunscribir el
pensamiento teológico de Joseph Ratzinger. Para él la teología ha de beber en
la Escritura y la liturgia, leídas y recibidas en la tradición viva de la
Iglesia. Por eso el Pan y la Palabra, la Eucaristía y la predicación son loslugares en
los que Jesucristo se hace presente en su Iglesia, y de aquí la importancia del
sacerdocio ministerial, como recuerda el Vaticano II. Gracias a ellos el pueblo
de Dios se convierte en cuerpo de Cristo. Entonces la Iglesia estará en
condiciones para realizar tanto su misión ad intra (ecumenismo)
como ad extra (religiones,Weltethos). Para esta labor resulta
indispensable no solo la profundización en la propia fe, sino el coraje de la
razón, la búsqueda de la verdad y de un amor verdadero. Para difundir esta
verdad revelada por Jesucristo dentro de la Iglesia, se debe tener en cuenta de
modo especial la teología, la catequesis y la predicación. La mariología y su
verdadero sentido cristológico y eclesiológico son también objeto de la
reflexión ratzingeriana. El núcleo interpretativo que une, sitúa y da sentido a
cada uno de todos estos elementos será sin duda Cristo. El arte y la belleza no
ocupan sin más un cometido ornamental en todo este recorrido.
Pablo Blanco ha logrado ofrecer una magnífica introducción al que podríamos calificar sin duda alguna, el mejor intérprete del Concilio Vaticano II en nuestros días. Recomiendo sin titubeos esta obra para todo aquel que desee profundizar en la teología de Ratzinger; constituye un verdadero regalo para el lector, pues tan sólo la temática que aborda resulta sorprendente, fascinante y "enamoradiza"; a ello hay que añadir la forma en que esta sistematizado y estructurado. Es un libro necesario para poder adentrarnos en el pensamiento de nuestro Papa emérito, primero como cardenal, después como Romano Pontífice. Por último felicito a su autor por el trabajo y la gran labor que está realizando con el estudio de la figura de Ratzinger.
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