De nuevo la editorial Sal Terrae ha vuelto a ofrecernos una clásica y magnífica obra del cardenal W. Kasper. El Dios de Jesucristo constituye un verdadero tratado sobre el tratado De Deo Trino.
El
Dios de la revelación es un Dios de los hombres, un Dios cercano a ellos, que
habla su lenguaje. Por eso la palabra ancestral «padre» es una palabra
fundamental en la revelación bíblica.
Descendiendo a una valoración detallada, podemos empezar reseñando que el libro contiene en la primera parte una excelente descripción del ateísmo, que es probablemente una de las secciones más logradas. Esta observación puede elevarse a ley general en la obra, en el sentido de que las secciones descriptivas se hallan mejor construidas y acabadas que las valorativas y conclusivas.
La enumeración de las causas del ateísmo reviste bastante interés. Tal vez se detiene el autor demasiado en las causas históricas y poco en las de índole personal, pero éstas son aludidas suficientemente al hablar de la "autoafirmación humana contra el Cristianismo".
La exposición del tema sobre la experiencia religiosa es sugerente, clara y correcta bajo todos los puntos de vista. Kasper efectúa una breve pero certera crítica de la idea de K. Rahner de que la experiencia implícita de Dios se produce con necesidad trascendental en todo acto intelectual e incluso en el acto de negación de Dios. Según Rahner, el ateísmo puede ser a veces fe en Dios encubierta. Kasper rechaza esta tesis, pero concede probabilidad a la tesis simétrica de que el teísmo puede ser en realidad un ateísmo encubierto.
En la segunda parte del libro, recogida bajo el título general de El mensaje sobre el Dios de Jesucristo, la doctrina sobre las tres divinas personas, que son tratadas por separado. Se divide por lo tanto en tres secciones que vienen numeradas correlativamente desde la parte primera:
- Dios Padre
- Dios Hijo
- Dios Espíritu Santo
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